Le Corbusier


Charles-Edouard Jeanneret (Suiza, 1887 – Francia, 1965), hijo de un grabador de relojes, adoptó el nombre de Le Corbusier (El Cuervo), para homenajear un olvidado y antiguo apellido familiar. Fue arquitecto, eminente teórico de la arquitectura, pintor y diseñador.

Es considerado como uno de los grandes maestros de la arquitectura del  siglo XX, y su obra uno de los hitos del Movimiento Moderno.

Comenzó sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Chaux-de-Founds, en la que un avispado profesor le incitó a seguir a la arquitectura como profesión.

Como arquitecto y teórico, supo tanto plasmar excelentes edificios, como expresar y transmitir su funcionamiento en libros y documentos. Como visionario, buscaba aplicar la arquitectura para cambiar el mundo.

En 1926  expuso en el documento “Los cinco puntos de una nueva arquitectura”, sus ideas arquitectónicas,  innovación conceptual, haciendo uso de las nuevas tecnologías constructivas del momento, principalmente mediante el hormigón armado. Con los pilotis la vivienda no se hunde en el suelo, sino que se mantiene suspendida sobre él. Mediante la terraza-jardín, mantiene las condiciones de aislamiento térmico sobre las losas de hormigón, y convierte el espacio sobre la vivienda en un ámbito aprovechable para el esparcimiento. La planta libre, elimina los muros portantes, con el nuevo uso del hormigón armado, y se produce un mejor aprovechamiento funcional. Con la ventana longitudinal, las ventanas de la vivienda recorren el ancho de la construcción, mejorando la relación con el exterior, y con los pilares retranqueados de la fachada, liberándola de su función estructural, se obtiene la fachada libre.

Una de sus mayores aportaciones es la de su definición de vivienda como máquina para habitar (La machine à habiter), en la que destacaba la funcionalidad de la vivienda desde el punto de vista metafísico de lugar o escenario para vivir.

Le Corbusier estableció, entre los años 1942 y 1948, el Modulor, un sistema de medidas basado en las proporciones humanas. Cada magnitud se relaciona con la anterior por el Número Áureo o de Oro, para establecer la relación directa entre las proporciones de los edificios y las del hombre.


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